Bloomberg: la clase política chilena es "la gran perdedora" del plebiscito, según los analistas

Los chilenos rechazaron el domingo la segunda propuesta para una nueva Constitución, escrita por un consejo que fue encabezado por representantes de derecha.

Con 99% de los votos escrutados, 56% marcó la opción “en contra”, mientras que 44% votó “a favor”. El resultado estuvo en línea con las encuestas y mantendrá en vigor la constitución actual, que data de la dictadura de Augusto Pinochet.

El resultado significa que muchas de las reglas que permitieron al país crecer con fuerza en las últimas décadas seguirán vigentes. Además, el presidente Gabriel Boric ha prometido no impulsar un tercer intento de escribir una nueva Constitución.

Aún así, deja al descubierto el descontento con la clase política del país, y es un golpe para los sueños de las miles de personas que salieron a las calles hace cuatro años para exigir una nueva Constitución.

Y ahora, ¿cómo reaccionará el mercado tras el holgado triunfo del "en contra"?

Desconexión con la ciudadanía

“El proceso constitucional ha generado frustración y hastío”, dijo Boric en un discurso televisado. “Con esto quiero ser claro: durante nuestro mandato se cierra el proceso constitucional”. El mandatario hizo un llamado a todos los partidos políticos a avanzar en otros temas, como un nuevo pacto fiscal y la reforma de pensiones.

Los analistas políticos ven el resultado como preocupante para la gobernanza del país. “Es un golpe devastador para la clase política”, interpretó Jennifer Pribble, profesora de ciencias políticas en la Universidad de Richmond, agregando que “los partidos políticos chilenos están desconectados de grandes sectores de la sociedad”.

El texto propuesto generó críticas por su carácter divisivo. Los detractores dijeron que pondría en peligro los limitados derechos al aborto de Chile, habría dado demasiada influencia al sector privado y no fortalecía los servicios públicos. Mientras tanto, sus partidarios dijeron que habría impulsado el crecimiento económico y ayudaría a controlar la migración clandestina y combatir el crimen.

“No hay nada que celebrar”, dijo José Antonio Kast, excandidato presidencial y miembro del Partido Republicano, el más grande en el Consejo Constitucional. “Fracasamos en el esfuerzo de convencer al pueblo chileno de que esta es una mejor constitución que la vigente”, lamentó.

Si bien algunas encuestas publicadas en las semanas previas a la votación indicaron un aumento en el apoyo al “a favor”, siempre estuvo por detrás de la opción “en contra”.

Voceros del "en contra" valoran resultado y descartan apoyar un tercer proceso constitucional

Incertidumbre política

La agencia Fitch Ratings reafirmó la semana pasada la calificación crediticia soberana de Chile y desestimó las preocupaciones de que el proceso llevaría a cambios en el modelo económico, según una nota publicada el 13 de diciembre.

Aún así, algunos observadores advierten que este segundo rechazo aumenta el riesgo de más malestar social. Además, no se puede descartar otro intento de escribir una nueva Constitución, y ese debate se intensificaría antes de las elecciones presidenciales de 2025.

“Es probable que la respuesta del mercado sea negativa”, dijo Andrés Pérez, economista jefe para América Latina del Banco Itaú. “Aunque es probable que los mercados hayan tenido el rechazo como escenario base, la posibilidad de futuros llamados a un nuevo proceso mantendrá la incertidumbre de la política económica, por encima de los niveles previos a la crisis social”.

El año pasado, los chilenos rechazaron un primer documento redactado por grupos de izquierda que incluía cambios radicales como la eliminación del Senado y la creación de un sistema de justicia paralelo para las comunidades indígenas.

El proceso constitucional surgió en respuesta al estallido social de fines de 2019. En esa oportunidad, un aumento en las tarifas del metro provocó disturbios a lo largo del país junto con demandas más amplias contra la desigualdad, mejorar los servicios públicos y reformar el sistema político.

“Es algo que ha sido más bien negativo para el país, sobre todo porque quedamos con la misma Constitución de la cual se decía que era el problema”, dijo Kenneth Bunker, académico de la Universidad San Sebastián en Santiago. “Si es que uno piensa que va a volver la estabilidad al país, creo que eso no es exactamente así”, remarcó.